¿Cómo afrontar un duelo de pareja?
Cuando el amor se va o una relación de pareja simplemente no funciona, llega el momento de poner fin a una relación de pareja. Siempre hay uno de los miembros que se ve más afectado que el otro. Cuando solo una de las partes quiere dejar la relación, la parte abandonada se enfrenta a un período de tiempo difícil en el que habrá de pasar por un duelo de pareja, igual o más duro que un duelo convencional, ya que en este caso la persona no ha desaparecido, sino que sigue en algún lugar y tarde o temprano veremos cómo sigue con su vida sin que le haya afectado la separación (en algunos casos) e incluso cómo rehace su vida con otra persona. En nuestro gabinete de Psicólogos en Alcorcón podemos ver este reflejo en nuestros pacientes casi a diario, de modo que si quieres saber si estás pasando por un duelo de pareja, sigue leyendo. Te explicamos cada una de las fases.
Las etapas del duelo de pareja son parecidas a las de un duelo convencional, pero con particularidades que detallaremos a continuación:
Primera fase: La Pérdida
Es cuando nuestros peores temores se confirman: aquello que llevábamos tanto tiempo intentando evitar, al fin pasa. Nuestra pareja decide terminar la relación y en ese momento sufrimos un shock. Hay quienes no quieren creérselo y tratan de poder solucionar la situación intentando convencer a su pareja de que está tomando la decisión equivocada, argumentando una y otra vez que no debe de romper la relación bajo ningún concepto. Esto último no es aconsejable, ya que además de minar aún más el autoestima de la persona «abandonada», en el caso de que nuestra pareja cediera, en la mayoría de los casos sería un parche temporal, ya que si había tomado la decisión de dejar la relación, antes o después terminará haciéndolo.
Segunda Fase: La Negación
Una vez que la pareja ha cruzado la puerta y la relación ha sido dada por finalizada, la parte dejada entra en un caos mental en el que es consciente de que su relación se ha terminado, pero no quiere aceptarlo y fantasea contínuamente con la idea de volver. La mente está buscando continuamente la razones que han llevado a la ruptura y las posibles soluciones para ponerle remedio. Durante esta fase del duelo de pareja, la persona empieza a recomponerse un poco, aunque no es consciente de ello.
Tercera Fase: Tristeza y desolación
Es aquí cuando la persona está comenzando a asumir la realidad de la situación. Se da cuenta de que la ruptura es real, que no está en sus manos cambiar nada y es consciente de que su vida ya no está junto a la otra persona, ni lo volverá a estar. Debido a esto se produce un estado de tristeza que nos ayudará a dar el siguiente paso hasta poco a poco ir aceptando la nueva situación.
Cuarta fase: Miedo y culpa
En esta fase del duelo de pareja sentimos un profundo miedo a lo desconocido y a la soledad. La persona no se imagina en un futuro sin la pareja que lo acompañaba y siente vértigo al pensar en una vida sin él o ella. La culpa sin embargo también acompaña a esta fase desoladora, en la que la persona piensa todo el tiempo en lo que podría haber hecho para salvar la relación. Se sufren contínuas recaídas en las que buscan a menudo situaciones en las que podrían haber sido culpables, en un intento inconsciente por encontrar razones que le permitieran tener un cierto «control» que evitara la ruptura.
Quinta Fase: La Ira
Una vez pasado el período de tristeza y culpa se comienza la fase de ira. No es algo negativo, es simplemente una fase por la que hay que pasar y que nos puede ayudar a salir del desasosiego, ya que cuando algo nos causa rabia, tendemos a sacarlo de nuestra vida por un simple mecanismo de defensa. En esta fase la persona comienza a quererse más y es cuando se siente capacitada para alejarse de aquello que le está causando dolor.
Sexta fase: La aceptación
Gracias a todas las fases anteriores, por fin llegamos a la ansiada aceptación. En esta fase del duelo de pareja, la persona ya está en paz con ella misma y su ex pareja. Es capaz de pensar en él sin que le produzca dolor o ansiedad, puede quedar alguna emoción negativa, pero no llega a afectarle de manera preocupante. La persona ya está preparada para recomponer su vida y pensar en un futuro que se ve capacitada para afrontar. El estado de ánimo suele ser positivo y alegre, sin pensar ya en ningún momento en la idea de recuperar a la pareja, pues ya han comprendido que no la necesitan.
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Lidia Quindós Ovide
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