¿Sabías que la práctica de ejercicio es uno de los mejores aliados de la salud mental?
Son muchos los expertos que recalcan la importancia del ejercicio físico para contribuir a reducir la ansiedad, combatir la depresión, los estados de ánimo negativos, mejorar la autoestima y la función cognitiva. Pero, ¿realmente nos hemos parado a pensar en todos los beneficios tanto a nivel físico como a nivel psicológico que podemos obtener si decidimos introducir en nuestra rutina este hobby?
Es más que conocido que la práctica de ejercicio físico es fundamental para una buena salud, ayudando no sólo a controlar el sobrepeso y a aumentar nuestra energía, sino también a combatir enfermedades como la hipertensión, la diabetes, la artritis o incluso la depresión. Hacer ejercicio pone de buen humor beneficiando con ello a nuestra salud mental. Una práctica ideal para dejar a un lado el estrés, mejorar la memoria, mejorar nuestra calidad de sueño y ayudarnos a tener un mejor estado de ánimo.
Practicar deporte de manera continuada y moderada aporta numerosos beneficios para la salud física y psicológica. Mantener una vida activa contribuye a la prevención, el desarrollo y la rehabilitación de la salud así como a establecer un bienestar mental y aumentar nuestra calidad de vida.
La actividad física es una ayuda complementaria muy efectiva para la prevención y el tratamiento de los desequilibrios psicológicos. Podemos decir a grandes rasgos que mejora la autonomía de la persona, la memoria, la agilidad mental y promueve sensaciones como el optimismo o la euforia, al tiempo que mejora la autoestima. Todos estos beneficios para nuestra salud mental, hacen que el deporte sea una actividad necesaria y beneficiosa a cualquier edad.
Aunque las causas exactas de la mejora de nuestra salud mental al hacer deporte aún no se hayan concretado, lo que sí está demostrado es que mejora en diferentes esferas de la persona donde podemos destacar:
- Las funciones mentales, ya que poner en forma el cuerpo es sinónimo de poner en forma el cerebro. La actividad física, especialmente si se realiza en la juventud y adultez, consigue aumentar las sustancias químicas del cerebro que previenen la degeneración de las neuronas del hipocampo (área afectada en las demencias). Los ejercicios aeróbicos como pasear, nadar o pedalear de forma regular y constante, son las actividades físicas más asociadas a un mejor funcionamiento mental. En el caso concreto del Alzheimer, se puede prevenir o retrasar su aparición con el ejercicio físico.
- La autoestima, una de las razones por la que muchas personas comienzan una rutina de ejercicios es el cambio físico derivado de la constancia. Un cuerpo más definido se traduce en una mejor imagen propia y eso se traduce en un aumento de la autoestima. La percepción de uno mismo cambia paulatinamente y conjuntamente con un mejor estado de ánimo de tal forma que si aumentamos la confianza en uno mismo aumentará inevitablemente la autoestima.
- La sensación subjetiva de bienestar y felicidad, ya que durante el ejercicio liberamos endorfinas y estas hormonas que segrega nuestro cerebro durante y después del ejercicio físico nos inducen a un estado de mayor felicidad y bienestar emocional de manera que se recomienda en casos de ansiedad y depresión ya que ayuda a reducir los síntomas de tristeza y nos induce a un estado de mayor relajación.
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